viernes, 14 de octubre de 2022

 

EL MILITARISMO A DEBATE.

Dr. Armando Peraza Guzmán

 

En el debate sobre el militarismo, creo necesario vincular el problema con la realidad en que estamos viviendo antes de asumir una postura generalista sobre el tema.

Nuestra historia y la historia de América Latina está llena de golpes militares y del peligro que existe cuando se le da demasiado poder político a los militares, sobre todo en lo que respecta a la violación de nuestros derechos fundamentales o humanos. Sin embargo, la historia también nos enseña la importancia de los militares en ciertas épocas de nuestra historia.

Recientemente vi un programa muy realista sobre la evolución del narcotráfico en México –La serie “Narcos” en Netflix— y lo que me quedo claro y confirmó mis temores, es la poca efectividad para combatir el crimen que tiene la autoridad civil –léase policías— y puedo afirmar, que en países subdesarrollados como el nuestro, las policías mal pagadas, con deficiente preparación y sin motivaciones hacia el respeto de la ley, buscan cumplimentar su magro salario con la extorsión y el crimen.

De hecho, las policías sólo son efectivas en la defensa de los grupos económicamente poderosos de la sociedad y en la mayoría de los casos, están al servicio de esos grupos y defienden con cierta efectividad sus intereses, atendiendo sólo a los más pobres cuando un asunto, por su magnitud, llega a la opinión pública y puede afectar la estabilidad y la credibilidad del poder político-económico en turno.

El ejemplo de “Las muertas de Juárez”, es un ejemplo palpable de ello, al volverse esa ciudad un coto de casa, no de un asesino serial, sino de todos los depredadores y psicópatas tanto de EEUU como de México, que vieron en las miles de mujeres que trabajaban en las maquiladoras una oportunidad para usarlas y desecharla, matándolas, violándolas y demás cosas bestiales que se le pudieran hacer a un ser  humano, en medio de una impunidad pocas veces vistas y que nos remiten a las épocas más oscuras de la humanidad.

Y la autoridad que hizo, nada, eran pobres sin voz, fueron muchas muertes en la total impunidad durante mucho tiempo, con una policía marcada por el vicio, la prepotencia y la impotencia por los bajos presupuestos destinados a la seguridad pública y por las infames condiciones de trabajo en que laboran los legistas, médicos y demás personal que trabajan en esas dependencias.

Fueron las mismas mujeres las que lograron hacer visibles esas muertes, obligando al Estado a actuar por el fuere impacto que tuvo dentro de la opinión pública.

Situaciones como esas, son las que me hacen pensar que las policías civiles tienen poca eficacia en una sociedad marcada por la guerra contra las drogas, como la nuestra, pues vivimos en una época de excepción que requiere otras nuevas formas y modos para encarar este nivel de delincuencia.

El ejército no fue la mejor solución para encarar el problema del narcotráfico, que vinculado al crimen organizado, nos estaba devorando socialmente desde hace mucho tiempo y de ahí el error garrafal del presidente Calderón y de su sucesor, un cuasi analfabeta como el presidente Peña.

Y no lo fue, porque su propio aparato de seguridad estaba penetrado por el narcotráfico y crimen organizado que debía erradicar y porque el ejército, sólo fue un instrumento que funcionaba de forma ilegal o inconstitucional y por tanto, fuera de toda norma legal de responsabilidad y rendición de cuentas, al amparo de un mandatario con nula legitimidad.

La idea de integrar al ejercito como una institución legal y constitucionalmente autorizada, vinculada a la seguridad pública y a la Guardia Nacional, proporcionándole a ésta mandos civiles profesionales de formación castrense --los únicos con una formación que supera al de las policías civiles en nuestro país--, no es descabellada. 

De hecho, creo que es una solución y ante la total incapacidad de la oposición para ofrecer una alternativa mejor, creo que es, hasta el momento, la única posibilidad de responderle a la inseguridad pública.

La Guardia Nacional tiene que madurar, los recursos que se están canalizando a su formación e integración, así como a sus instalaciones son cuantiosos, pero lleva tiempo formar profesionales en un país que nunca se preocupó por hacerlo.

Las policías municipales y estatales son diversas, pero desgraciadamente poco capacitadas, ineficientes y corruptas, además de mal pagadas, con una triste historia difícil de remontar y con una lamentable fama pública vinculada a delincuencia y abusos.  

La idea que también tengo y que me preocupa, es que en un país con tanta impunidad, como el que tenemos, la resistencia a profesionalizar las fuerzas del orden con el apoyo castrense –una institución que obedece a sus propias reglas y no a las reglas de la política— no es muy del agrado a los grupos de poder que tradicionalmente han tenido el control político y económico del país, por sus fuertes vínculos con la delincuencia organizada, no encuentro otra manera para explicar la repulsa que en esos grupos están teniendo a esta iniciativa, a pesar del apoyo que la mayoría de los mandatarios de los Estados de la República le ha expresado.

Eso no quiere decir que los militares son unas blancas palomas, pero si, que un nuevo actor jurídicamente autorizado y con reglas claras para su desempeño y rendición de cuentas en el ámbito de la Derechos Humanos, será un hueso duro de roer para el crimen organizado.

Tengamos esperanza, todo cambio es bienvenido cuando está marcado por el diálogo y la legalidad, sólo así podremos ver fortalecidas nuestras instituciones.      

lunes, 14 de junio de 2021

 

La clase media y la esperanza

Autor: Armando Peraza Guzmán

 

La verdad, ser pobre como muchos filósofos han dicho y como todos los pobres saben, nos lleva a la peor infelicidad posible y es una de las peores condiciones de vida que un ser humano puede sufrir. Desgraciadamente, nuestro país está lleno de pobres por el inmundo saqueo a que ha sido sometido durante siglos donde la corrupción es más una norma que una excepción.

La aspiración de todo pobre es dejar de serlo y transitar hacia la clase media, esa es una aspiración legítima, por la que no los podemos criticar, sino todo lo contrario, los debemos apoyar en esta difícil transición.

Cuando los pobres apoyaron a López Obrador, entre otras cosas, además de su indignación por los malos gobiernos que hemos tenido, está presente esta aspiración y la idea de que él podría ayudarlo a hacer la transición con un gobierno que ha dicho: primero los pobres.

Por otro lado, para ser de clase media en este país, de forma legítima, sin chingar al prójimo ni abusar de él o ser de la delincuencia organizada o no, requiere de grandes esfuerzos y muchos estudios, lo que entre otras cosas nos lleva a tener una visión del mundo que puede ser conservadora o progresista, dependiendo de los espacios de socialización en que hayamos vivido y nos hubiéramos formado durante este trayecto.

En ese sentido, seamos progresistas con sentido social o conservadores desclasados, tenemos una forma de vida vinculada a la conservación de nuestros espacios vitales de vida en nuestras colonias y nuestros trabajos y, por lo tanto, una percepción del gobierno bajo el cual vivimos, tanto si apoyamos a Morena o al PAN.  

Hablando de la Ciudad de México, se vivió durante muchos años apoyando en la mayoría de las alcaldías primero al PRD, cuando fue de izquierda, y luego a Morena cuando el viejo partido de izquierda se transformó en un partido corrupto más de los muchos que tuvimos por la descomposición brutal a que fue sometida por una dirigencia inepta y amoral.

Cuando llegó Morena, llegó fuerte, arrasando con todo y siendo una nueva opción de gobierno, en pocas palabras, significó la esperanza, lo nuevo, la justicia y lo moralmente correcto que las clases medias aprecian y en este sentido no estaba equivocado nuestro Presidente al poner a la moral en un primer plano desde la óptica de las clases medias que estas aprecian por darle sentido a lo humano.

¿Qué pasó entonces? ¿Por qué perdió Morena en la mitad clase mediera de la Ciudad de México? ¿Por qué fue tan sensible a la brutal guerra sucia de la derecha?  La respuesta creo que es multifactorial, pero puede resumirse en que perdió la esperanza ante los recurrentes malos gobiernos de la izquierda que siguieron la inercia de la vieja izquierda desgastada del PRD, asumiendo que podían ganar con cualquier candidato con sólo llevar el logo de Morena y ser apoyado por el Presidente en su gran discurso y cruzada por la erradicación de la corrupción.

La esperanza, esa gran fuerza moral que nos impulsa a todos y que es destruida por el pragmatismo de la realidad, en función de la posibilidad que tengamos de percibirla, lo que está vinculado con nuestra educación y formación moral, la cual grandes sectores de la clase media poseen –no todos—, pero que nos permite ser capaces de saber cuándo nos están engañando y cuando están impulsando a un candidato percibido por nosotros como corrupto, venga del partido que venga, aunque tenga el membrete de Morena.

Si hubieran tenido buenos candidatos hubieran ganado, si no lo hubieran hecho mal en las anteriores administraciones también, si no hubieran reciclado a los viejos corruptos del PRD, también se les hubiera apoyado, pero ante la idea de: con cualquier candidato ganamos y ante la vieja premisa de la corrupción de la cual muchas alcaldías no pudieron zafarse, entonces perdieron y si bien la sucia guerra de la derecha fue intensa, esta sólo tuvo efecto por el desgaste de los candidatos de Morena impuestos por cúpulas sin ninguna sensibilidad ante la diversidad de la población de una metrópoli como la capital, diversa, plural y consiente en la mayoría de sus delegaciones y si gano en muchas es porque en esas fue buena la labor hecha y fueron buenos los candidatos, no porque fueran delegaciones de pobres solamente.

México está transitando hacia la democracia y, no debemos demeritar el esfuerzo de un solo hombre que lo está logrando, empujando a un partido que no logra zafarse del viejo clientelismo priista que aún subsiste culturalmente en nuestra clase política y de la cual Morena no es inmune y que ahora, cada vez es mejor percibida y castigada por la población clase mediera o no de nuestro país.

No nos confundamos, la 4T requiere de mantener una sola cosa: la esperanza, más de la mitad del país la sigue conservando, no hagamos que la pierda.   

jueves, 7 de enero de 2021

 

El poder y el capital contra la democracia

Autor: Armando Peraza Guzmán

 

El poder que es adictivo por un lado y los intereses de las grandes corporaciones por el otro, están subvirtiendo a la democracia en todo el mundo y los EEUU y México no son la excepción. Estamos viendo un nuevo mundo donde los reclamos de las poblaciones son cada vez más fuertes y ponemos como ejemplo los embates contra el outsourcing en México o el Black Lives Matter en EEUU.

Todo lo anterior provoca una respuesta tanto de los intereses de los grandes corporativos, como de los hombres del poder que en la extrema derecha –Ejemplo: Claudio X en México o Donald Trump en EEUU— quienes encaran irracionalmente estas respuestas a sus esquemas depredadores, sin tomar en cuenta los costos políticos que esto le representa, pues va en contra de la lógica centrada en el consenso y el diálogo que junto a lo razonable han postulado grandes filósofos políticos como Hanna Arendt o Isaiah Berlin y son parte sustantiva en la configuración de los nuevos modos de la democracia posmoderna que no están basados en la razón ni la ciencia, sino en la justicia y la libertad centrada en lo razonable de la convivencia humana.

Los grupos de la extrema derecha representantes del gran capital, se están fortaleciendo gracias  a los grandes recursos que se les están canalizando para apoyarlos en contra de este tipo de políticas populares que buscan revertir, cada vez con más fuerza, los estragos que el neoliberalismo causaron en el mundo y sobre todo, en el poder adquisitivo de las mayorías, las cuales fueron empobrecidas brutalmente, para, con estos excedentes, fortalecer al capital en detrimento del trabajo, creando distorsiones brutales que están destruyendo el sistema capitalista y por ende al sistema democrático que es consubstancial al capitalismo.

No debemos olvidar que el capitalismo y la democracia crecieron juntos y se han fortalecido mutuamente, tal y como postula Weber al hablar del tipo ideal “legal” donde florecen juntos la democracia y el capitalismo. Posiblemente el “New Deal” de Roosevelt es el ejemplo del mayor empuje que sufrió el capitalismo en su desarrollo y creo la gran riqueza americana (de EEUU), que es un ejemplo de democracia en el mundo al fortalecer a las clases medias y crear un sistema capitalista basado en el consumo popular y la democracia representativa.

Este sistema no es perfecto y se ha topado con fuertes límites que pueden ser vistos como contradicciones, ya que se está topando con los abusos al medio ambiente y con el deterioro de la ecología o con derechos de las minorías que buscan acceder a este modelo, acceso que por su masificación está provocando el deterioro del mundo en que vivimos y que por ende, debe replantear democráticamente el nuevo rumbo del desarrollo, para que este logre abarcar a la humanidad y no sólo a un país o países, en deterioro de las grandes masas pertenecientes sobre todo a los países subdesarrollados.

Sin embargo, este hecho no puede ser pretexto para acabar con el sistema democrático que tiende a fortalecerse al darle cabida a los derechos de las minorías o a los derechos a tener un mejor medio ambiente, lo cual obviamente está en contradicción con las ganancias del gran capital que posee en este momento el poder en casi todo el mundo gracias a los recursos que canaliza para mantenerse en él, sin tomar en cuenta las grandes contradicciones que puede generar este proceso y que estamos viendo día a día en el mundo, sin que en México seamos ajenos a él.

Los excesos a que nos puede llevar el deseo del gran capital para mantener el statu quo, están a la vista, el intento brutal de Donald Trump para mantenerse en el poder a costa de la democracia americana o los intentos desestabilizadores de la derecha en México ante un gobierno popular que llegó al poder con un masivo apoyo popular, son un claro ejemplo de ello.

Ambos grupos –los republicanos en los EEUU y la mancuerna empresarios y partidos en México --(PAN, PRI y PRD) -- no entienden que sus excesos están destruyendo a la democracia y pareciera que les importa más mantener los brutales márgenes de ganancia del gran capital y sus intereses políticos y económicos particulares, sin entender el daño que le puedan causar a estos países. Están soltando al tigre sin entender que todos vamos a ser perjudicados con la desaparición de la democracia, pues no sólo muere ella, también muere el sistema capitalista en que vivimos y mueren las libertades que no son tan caras en nuestra vida cotidiana.

jueves, 3 de diciembre de 2020

 

La realidad política en México

Autor: Armando Peraza Guzmán

Es indudable que toda política pública tiene puntos buenos y malos, los cuales son casi imposible que no afecten en algún ámbito, pues la sociedad es múltiple y sus acciones son muy complejas. Las políticas públicas de este sexenio están en la misma tesitura, lo que permite a los enemigos de López Obrador hacer criticas utilizando lo que ellos llaman, datos duros, que en efecto son verdaderos y que viéndolos desde esa sola perspectiva, pueden envolver un discurso explosivo e incendiario para atacarlo, sin embargo, viéndolo desde una perspectiva también fría, podemos encontrar puntos positivos y duros en cada una de esas políticas públicas que ellos critican y fácilmente meternos a una guerra de datos que, si son utilizados desde una perspectiva marcada por el enojo, la misoginia o la violencia de género en nada sirven para el diálogo, al contrario, sólo sirven para descalificar y entonces, no hay pluralidad, sólo encono que es lo que percibo en muchos de las personas que son invitadas a debatir en los medios, no debaten, descalifican.

Por otro lado, desde mi propio análisis como docente en Administración Pública y Políticas Públicas, puedo decir que a mí lo que me importa serían los poderes fácticos, pues de ellos depende en muchos casos las posibilidades de acción de un gobierno y los obstáculos que puede encontrar en su camino. En el caso de México, estos poderes fácticos interesados sólo en su propio provecho, han actuado históricamente saqueando a la nación mediante gobernantes títeres que, de una u otra manera, han comprado con grandes aportaciones, en su mayoría ilegales, a los Partidos Políticos para lograr que los gobernantes en turno estén a su disposición, ya que estos poderes son o han sido los verdaderos electores, y nada hay más antidemocrático que esto, por lo tanto, la tan cacareada democracia que muchos manejan como logro de los gobiernos anteriores, no  es real, aunque reconozco que la modernización del sistema político mexicano ha transformado sus pautas de dominación tradicional antidemocráticas mediante algunas mejora en campos como los de la libre expresión (dentro de ciertos límites como Aristegui y otros periodistas ya conocen).

El gobierno de López Obrador llegó sin esa carga de compromisos por el fuerte repudio al viejo sistema que se descompuso a ojos vistas e hizo pública y notoria su corrupción e impunidad, además de su fuerte vinculación a poderosos grupos delictivos sobre todo del narcotráfico, donde varios gobernantes terminaron siendo enjuiciados por su complicidad e ineptitud al manejarse dentro de este sui generis sistema, ya que abusaron notoriamente del saqueo, el cual pudo detectarse públicamente por el avance de los medios de comunicación (TIC) y el uso de las redes en nuestro país que se extendió brutalmente denunciando esta patología.

Es así, que el actual gobierno ha podido hacer reformas que han beneficiado al grueso de la población, aun cuando en el trayecto ha tenido que enfrentar el deterioro de muchas instituciones del Estado que se intentó destruir en el viejo régimen y que ha sido muy costoso recuperar, por lo que se ha tenido que incurrir en costos sociales y ambientales altos para lograr su recuperación, ya que de otro modo no hubiera sido posible de lograr. El caso de Pemex y CFE, son paradigmáticos en esta explicación o incluso algunos otros proyectos de desarrollo de alto impacto como el Tren Maya.

Es innegable también, que para lograr una transformación de esta envergadura en un corto espacio de tiempo se necesita un líder fuerte, lo que se contrapone en algunos puntos a la postura de ciertos analistas democráticos que tienden a considerar el liderazgo fuerte como similar a una dictadura, ya que no son escuchados, pero en perspectiva, un liderazgo fuerte que tiene el 60 o 70 por ciento del apoyo popular electoral, se enfrenta a liderazgos débiles portavoces de poderes fácticos del viejo régimen, que no necesita escuchar en un proceso profundo de transformación. Su vinculación a la democracia está vinculado al respeto a los derechos humanos y a la ley y no a escuchar a minorías pertenecientes al anciano régimen decadente del que queremos salir, las que tendrán el derecho a hablar y serán escuchadas en tanto logren un apoyo sustancial de la población en sus requerimientos, lo que no ha acontecido, dato que se puede observar desde el activismo político independiente de las redes sociales o desde las numerosas encuestas que cotidianamente se están llevando a cabo, en un momento histórico en el que el tan cacareado quinto poder, el de la prensa tradicional, ya no existe, aunque les sigue siendo costoso a los viejos poderes fácticos su mantenimiento.  

Las nuevas formas de gobierno requieren discursos nuevos que encaren al viejo y corrupto régimen y sus intelectuales orgánicos, que no han podido dar el salto a la modernidad y que sólo descalifican a estos nuevos ordenes de poder público, como las redes sociales –Marín es un ejemplo-- en un intento patético por mantener su viejo y corrupto clientelismo, pero sin poder hacer un uso efectivo de ellas por su amplia y brutal expansión y politización,  que ha hecho de su manipulación algo cada vez más costoso e ineficaz ante liderazgos con tanto apoyo popular y un manejo del discurso tan efectivo como el que vivimos.

Es así que mientras no modernicen su discurso, acepten muchos cambios, sobre todo de tipo social y económico y se resignen a menores márgenes de ganancia, estos poderes fácticos económicos y políticos no podrán llegar de nuevo al poder y si lo hacen, es que ya estarán dentro de un nuevo paradigma como el europeo,  donde los grupos conservadores conviven pagando altos impuestos y permitiendo instituciones solidarias con los más pobres, lo que les permiten gobernar de nuevo con una renovada y ya no corrupta legitimidad.   

lunes, 20 de febrero de 2017

La reforma educativa, realidades y perspectivas. El fracaso del normalismo y la implementación de nuevas políticas en el ejercicio de la docencia en México

Los invito a ver mi artículo publicado por la revista In Jure, revista del Instituto de Investigación Jurídica de la Universidad Anáhuac-Mayab

En la siguiente dirección:  
Revista In Jure num 9

Abstract:

El presente artículo busca darle sentido a las causas por las cuales algunos puntos de la Reforma Educativa implementada en México recientemente, en específico la incorporación de profesionistas ajenos a las normales, han sido objeto de un rechazo generalizado por parte del magisterio mexicano, buscando explicar este rechazo a partir de la forma en que se dio su implementación y resaltando sus alcances y límites dentro de las recomendaciones teóricas de la Nueva Gestión Pública, la gobernanza y el gobierno abierto; para detectar sus fortalezas y debilidades en el logro de una mejor forma de hacer política pública, que busque generar espacios públicos de discusión que legitimen la acción del Estado y nos permita avanzar a la vez hacia un sistema democrático y republicano, más allá de los espacios de elección de corte electoral, donde  un gobierno abierto cimente la participación ciudadana en gobernanza y nos permita, con el ejemplo de una sociedad abierta, formar mejores ciudadanos, lo que sería el fin último de cualquier sistema educativo en una sociedad en desarrollo.   

Sumario:
SUMARIO: I. Introducción. II. La implementación de la reforma. III. El perfil profesional del maestro. IV. El normalismo en crisis. V. Reforma y autoridad. VI. Algunas recomendaciones finales. VII. Referencias y bibliografía.   

Dr. Armando Peraza Guzmán

miércoles, 11 de septiembre de 2013

UNA REFORMA EDUCATIVA SIN FUTURO, ANÁLISIS Y PROPUESTAS.

El fracaso educativo tiene dos culpables, el Estado y el sindicato. Durante el periodo priista anterior al año 2000 se repartieron el manejo de las plazas y el presupuesto como un botín político para premiar a sus incondicionales y para obtener beneficios económicos mediante la venta de plazas, entre otras cosas. Al llegar el PAN al poder, con Fox y Calderón, se le dio un uso electoral al sindicato, así se convirtió en el fiel de la balanza inclinándola por Calderón en las elecciones disputadas con López Obrador y que según Elba Esther lo convirtió en Presidente. La forma de agradecerlo fue dándole a la líder magisterial el control del sistema educativo.

Vistas así las cosas podríamos decir que en el centro del problema educativo en México figura la corrupción, la que ha tenido dos beneficiarios, el sindicato y el gobierno. En el caso del gobierno de Peña Nieto, éste ha sabido valerse del desprestigio de Elba Esther Gordillo para culparla del fracaso educativo, meterla a la cárcel y lavar sus culpas, aun cuando el propio gobierno es corresponsable del problema.

La reforma del sistema educativo exigida por la sociedad civil requiere despolitizar a la educación, sacar al sindicato y al Estado del control que ejercen sobre las plazas y los presupuestos educativos, no sólo al sindicato como ha ocurrido. ¿Por qué echarle la culpa a los maestros cuando su situación es resultado de este amasiato innoble? Haciendo una analogía, tenemos que ante cualquier enfermedad en una persona, el dolor de cabeza es el síntoma, lo que sentimos y vemos, pero no es la enfermedad, atacar este dolor no nos cura, sólo esconde el verdadero mal y ese mal  continua hasta llegar a extremos que pueden causarnos la muerte si no nos atendemos debidamente.

La evaluación de los maestros no es la solución, ni siquiera se acerca a ella. Desde la visión de las ciencias de la organización, la calidad pasa por el trabajo en equipo. Estas ciencias destacan la necesidad de impulsar sinergias mediante la creación de condiciones que propicien la consolidación de equipos autogestivos en las escuelas que periódicamente se recompongan para obtener un mejor rendimiento y productividad, generándole amplios beneficios a la organización. El problema educativo requiere una reforma organizacional, no una reforma punitiva como la planteada que sólo ataca el síntoma y no la enfermedad.

Desde las ciencias de la organización tenemos que la evaluación tendría que encaminarse a evaluar a las escuelas en función de sus resultados, y pensarlo desde este ángulo, nos lleva a proponer una escuela organizada como una estructura autónoma, que en función de un trabajo conjunto, vincule a padres de familia, maestros y alumnos haciendo que como un todo transiten hacia la calidad educativa.Una estructura de esta índole debería cumplir con ciertas características.

La escuela estaría encabezada por un Consejo Escolar que sea paritario entre padres de familia y maestros, con la participación de alumnos. La incorporación de alumnos, aunque sea sólo como observadores, es importante por el enorme potencial de enseñanza cívica que tiene aprender con el ejemplo del funcionamiento del juego de la política democrática. Asimismo, el director de las escuelas no debería ser miembro del Consejo, ya que lo desvirtuaría, sólo es el medio, la correa de transmisión que se encarga de operar lo que decida el Consejo; es decir, un modelo republicano en la escuela.

A continuación mencionaría algunas de las atribuciones que los consejos propuestos deberían tener. La primera, tiene que ver con la conformación de los cuerpos docentes. El Consejo Escolar debería contar con la capacidad de proponer maestros y de prescindir de ellos si no llenan las expectativas de la institución. La evaluación de los maestros estaría en manos de los propios maestros. Las categorías salariales se otorgarían en función del nivel que alcance la evaluación a su institución –respetando los derechos ya adquiridos--; los malos maestros serían excluidos por aquellos que buscan obtener mejores ingresos, es decir, el sistema se regularía a si mismo lo que es una  característica de los equipos de alto rendimiento.

Otra de las atribuciones del Consejo Escolar sería disponer de un fondo para la capacitación de los maestros; serían ellos mismos quienes decidan los cursos de actualización que necesitan para su mejora. Los cursos serían contratados tomando en cuenta la oferta de instituciones de educación superior  públicas y privadas, con la ventaja de aprovechar por la competencia, condiciones de costos favorables a las escuelas.

Los supervisores serían un apoyo pedagógico especializado para orientar a los maestros y directivos en la elaboración del proyecto escolar y el manejo administrativo para la rendición de cuentas, además de las mejoras físicas a la escuela, así como la obtención de presupuestos para infraestructura educativa; es decir, perderían el papel de control que actualmente tienen y que sólo ha servido para corromperlos.

Como vemos por este breve esquema que debe ser matizado y aumentado, la evaluación de los maestros  por sí sola no tiene ningún sentido. Este conflicto no debió darse. La reforma en lo que concierne a la evaluación debe dar marcha atrás y dejar de ser punitiva. Debemos sacar o limitar la influencia del gobierno en todas sus formas –estados y federación-- del control de las instituciones escolares mediante la creación de agencias autónomas ciudadanizadas de corte nacional, que se encarguen de operar el sistema educativo y eviten el manejo que los gobernadores de los Estados tienen sobre la educación, la venta de plazas y la corrupción del sistema educativo en general, es decir, despolitizar el sistema educativo.

Ideas no faltan, lo que falta es la voluntad para enfrentar a los poderes fácticos al interior del Estado y hacer las reformas debidas. Estoy convencido que la movilización magisterial es necesaria para revertir los puntos negativos de la reforma. Ha sido un acierto de la reforma actual hacer a un lado al sindicato, de alguna manera es una vía para caminar hacia adelante; sin embargo, no es suficiente para evitar que el sistema educativo deje de ser saqueado con fines electorales o por simple corrupción. Quedan pendientes que la actual reforma no está atendiendo.

Finalmente, quiero dejar sentada una observación que los maestros deben tener en cuenta en esta lucha. Para que tenga éxito deben contar con el apoyo de la sociedad civil, eso se logra proponiendo una reforma educativa que supere plenamente a la reforma recientemente publicada; una propuesta que genere consenso entre los intelectuales para tener una base de apoyo racional y razonable sobre la que discutir y que sirva para inclinar la balanza de la opinión pública a su favor. Mientras esto no se dé, la percepción social es de violencia e incompetencia, no lo debemos olvidar.

Autor: Armando Peraza Guzmán
Dr. en Derecho y Maestro en Administración Pública
Profesor investigador de la Universidad Pedagógica Nacional en Yucatán

e-mail: armando.peraza@gmail.com 

jueves, 27 de junio de 2013

La reforma del sistema educativo, aciertos y desaciertos, una reforma sin sociedad civil.
Dr.  Armando Peraza Guzmán.

Actualmente se ha desatado una condena social desde diversos ámbitos contra el magisterio. En el fondo está la actitud beligerante de amplios sectores magisteriales sobre todo en Estados como Oaxaca, Michoacán y Guerrero,  que rechazan de plano todo tipo de evaluación y menos aun aceptan que su plaza dependa de las que lleve a cabo el Estado sobre su persona y los resultados de su docencia.

Otro factor es la percepción de corrupción que desde la figura de los líderes sindicales –encarnando en la maestra, sus afines y sucesores después de su caída— representa en el imaginario popular un espacio orientado al robo, la impunidad y el enriquecimiento ilícito, que se traslapa con la persona del maestro en lo particular, por los muchos vicios que se han generado desde las escuelas, fruto de un proceso de complicidad corruptora ya establecida entre el maestro, su sindicato y las autoridades educativas en cada Estado.

Uno más lo tenemos en las evaluaciones constantes, tanto de corte internacional como nacional que siguen ofreciendo resultados desalentadores y no muestran avances a pesar de las reformas educativas ya en proceso, tenemos también las evaluaciones recientes de los profesores que han mostrado una cara muy poco favorable al magisterio, exhibiendo sus deficiencias y limitaciones y de paso, las deficiencias del modelo normalista de formación de docentes a la luz, sobre todo, de los problemas hecho públicos con las normales rurales.
 
En verdad que la condena social y el clamor que pide se haga algo al respecto se ha vuelto nacional desde el punto de vista de amplios sectores intelectuales y empresariales, los cuales están marcados por el recuerdo de la corrupción imperante bajo la dirección sindical de la profesora Elba Esther Gordillo, que usufructuó en forma privada y privilegiada los recursos del SNTE, enriqueciéndose desmesuradamente y fortaleciéndose políticamente al favorecer a un grupo cercano --no solamente de maestros--, quedando incluidos: legisladores gobernadores y hasta presidentes que la utilizaron y fueron utilizados en una vergonzante relación que cada vez se hacía más insostenible y que le costó caro al menos a un partido político, el PAN.

Las evaluaciones internacionales –PISA--, películas como “De panzazo” y la propia belicosidad de la líder sindical y sus alianzas con las cúpulas del poder que se han hecho públicas, dada la realidad cada vez mayor de una opinión pública independiente, sobre todo de parte del sector empresarial, han reforzado la visión de una catástrofe educativa que no puede mantenerse pues cada vez tendrá un costo político mayor para el partido en el poder.

Lo lamentable de esta confrontación es que no debería tener razón de ser. Un adecuado liderazgo estaría llevado de la mano con un diálogo permanente con los legisladores donde la sociedad civil, los empresarios, el sindicato y el gobierno participaran en forma conjunta para definir el futuro de la educación en México, pero sobre todo, para hacer las reformas necesarias al sistema educativo que tanto necesita el país.

El magisterio, una vez más está ausente en la discusión de las reformas, porque los legisladores que debían representarlos y que realmente representaban a la maestra en sus turbias negociaciones de funesto recuerdo, ante su caída , se han re-alineado, volteando sumisos ante el poder del Estado y del Presidente en turno, no representando realmente al magisterio en este proceso de negociaciones, lo que es realmente lamentable, ya que unas reformas sin la participación del sector magisterial como interlocutor válido  sólo puede tener dos salidas: la confrontación nacional in crecendo, o la realineación del SNTE dentro del Estado como un organismo corporativo similar a lo que fue durante el salinismo y antes, lo que es más probable.

Las reformas, tal y como están planteadas, buscan más un efecto mediático por parte de los partidos que un resultado real en el ámbito educativo, lo he repetido muchas veces, mientras no se despolitice el Sistema Educativo Mexicano la debacle del mismo no tiene solución a corto, mediano o largo plazo, las reformas irán y vendrán y siempre habrá chivos expiatorios –no los verdaderos culpables-- que respondan ante el imaginario popular de esta catástrofe, ahora le toca el turno al magisterio.

Recuperar la rectoría del Estado en lo educativo no es ni con mucho la solución y menos ante un Estado con vocación corporativa y clientelar. Se requiere precisamente lo contrario, hay que recordar que fue la rectoría del Estado la que entregó el sector educativo al sindicalismo magisterial y que fue desde el Estado, donde se fortalecieron hasta llegar a desafiarlo. Pero recordemos, la educación ya era un desastre aun antes de que el Presidente Echeverría, ante una gran crisis económica, la utilizara para mantener el control social, usándola como medio de movilidad social al servicio de un magisterio proveniente de las capas más desfavorecidas de la sociedad, desde donde se reclutaban sus cuadros, bajo la premisa de la fidelidad, rompiéndose con lo que quedaba del vasconcelismo que si bien no era mucho, todavía daba la lucha desde grupos aislados de maestros e hijos de maestros que con entereza acudían a las aulas para reafirmar su vocación a pesar del proceso de entrega que ya sufría el SNTE desde Robles Martínez, el  primero de los tres grandes caciques sindicales que ha tenido este sindicato y que, recordemos, fue durante doce años líder del SNTE y director de BANOBRAS, banco estatal desde el que edificó un imperio económico junto a apellidos como los Alemán y los O´Farril.

Entonces, recuperar la rectoría del Estado sólo entregaría de nuevo el magisterio a los intereses políticos del partido en turno en el poder y por esa vía ya no debe ser posible circular, se requiere despolitizar el Sistema Educativo Mexicano. Para lograrlo se requiere no aumentar el ya muy desgastado proceso de descentralización que además ha fracasado en México y lamentablemente también en América Latina en su conjunto, desde Chile a Argentina o Perú, donde ya se llevaron a cabo las reformas y evaluaciones de maestros similares a las que se están preparando para México y que no han impactado en los niveles educativos de las grandes mayorías nacionales, como demuestran sus propias autoevaluaciones. Sigue el sector educativo de esos países, después de las reformas, beneficiando a pequeños sectores de clase media igual que antes.

Sin embargo, es necesario descentralizar, no centralizar, como lo indican las nuevas negociaciones que quieren sacar a los Estados de la República de las negociaciones salariales con el SNTE en los Estados, esto no llevaría más que a fortalecer el poder del nuevo Secretario General del SNTE, un líder que le venga bien al Presidente el turno y que no beneficiaría a la educación en nada, ya que sólo vitalizaría la dependencia sindical del magisterio volviéndolo rehén de su cúpula una vez más al servicio del partido en cada elección.

La tentación del uso electoral del SNTE desde una óptica institucional de corte orgánico --en lenguaje gramciano--, es una tentación a la que creo se le está dando forma con la caída de Elba Esther Gordillo, ya lo hizo Calderón con un alto costo, tanto en imagen como en la propia funcionalidad de la reforma, además del desgaste político que le representó esa alianza. El PRI pareciera que quiere volver a usar a este organismo sin  los altos costos políticos que le representó al PAN, recuperando la negociación directa con la cúpula, desplazando a los gobernadores y refundando el viejo autoritarismo que tanto daño le ha hecho a la educación, cuando lo óptimo es la asignación de un presupuesto global a los Estados con una negociación particular en cada uno que estaría fijada a partir de un mínimo presupuestal autorizado por la Cámara de Diputados y que obligaría a los gobernadores el recurrir a nuevos impuestos ante cualquier otro incremento salarial.  Los beneficios salariales extras, además de ser substanciosos, deben vincularse cada vez más al desempeño institucional –no individual-- y deben ser negociados desde organismos externos autónomos, como pasa en la educación superior.

Entonces, ¿cómo descentralizar? La respuesta es una descentralización por funciones que cree al menos tres o cuatro agencias autónomas (bajo la figura jurídica de organismo autónomo que ya existe) desde agencias nacionales similares a la creada para la evaluación desde la reforma constitucional, pero que se encarguen de funciones como contratación, construcción y reparación de escuelas, capacitación y formación, recabar información que, junto a la ya creada de evaluación, pueda manejar el caso de los incentivos. Estos organismos nos permitirían salirnos de los estrechos márgenes políticos de una Secretaría de Estado que le rinde cuentas al ejecutivo a unos organismos que le rindan cuentas al Congreso directamente.

Para evitar la injerencia de los gobernadores en los Estados, estas agencias serían nacionales, desconcentradas, no descentralizadas de su órgano rector, lo que evitaría las negociaciones perversas entre los gobernadores y la imposición de personeros en cada Estado desviando muchas veces presupuestos como ha ocurrido hasta ahora.

Quedaría una Secretaría de Educación manejable, pequeña, enfocada en la delineación de la política educativa en conjunto con los problemas reales de cada Estado de la República, abocada a orientar y ser un órgano rector con gran capacidad de decisión en lo que respecta a la política educativa, ya no estaría obesa ni recargada como lo está actualmente, beneficiándose de su nuevo tamaño y generando perfiles de contratación por ejemplo, pero no contratando, de capacitación, pero no capacitando, etc.

Junto a este proceso habría que darles voz a los padres de familia, los interesados directos en el proceso educativo, mediante formas de vigilancia y participación que desde cada escuela impulsen la calidad, ya que la misma no es cosa de política ni de discursos, es cosa de compromisos y éstos sólo pueden ser establecidos desde los espacios particulares de cada escuela, urge pues una reforma que reorganice a la escuela junto con los padres de familia, establezca el Consejo Escolar, hacer un todo, generar un equilibrio republicano que poco a poco con políticas y reformas de corrección, vayan cambiando la cultura magisterial actual hacia formas de responsabilidad social, respeto y apego particular a cada institución.

Las escuelas deben tener la posibilidad de iniciar el proceso de contratación de sus profesores; la antigüedad debe ser portable, sólo así se fortalecerá el compromiso social del maestro con su institución dándole valor a los resultados; la Carrera Magisterial debe premiar el resultado por escuela, no en forma individual, pues como está ahora basada en la evaluación centrada en el maestro no ofrece resultados significativos; se debe buscar fomentar un sólido crecimiento de la calidad mediante el fomento institucional del trabajo colegiado, ya que es necesario conjuntar equipos que trabajen colaborativamente –en este punto habría que limitar la movilidad automática del maestro entre escuelas, que es un cáncer actualmente, ya que mina sistemáticamente el trabajo colaborativo-- en busca de la calidad y obtengan, desde varios indicadores de evaluación, mejoras salariales conjuntas que premien el desempeño de todos y no generen un descontento que dinamite el clima de trabajo, como está ocurriendo actualmente, según varios estudios sobre el tema en Yucatán(Gómez, 2013, Padilla, 2013); se debe también incluir a los padres de familia en la toma de decisiones en la institución desde un órgano de dirección colegiado que los incluya, ya que son los primeros interesados en lo educativo y pagan la escuela con sus impuestos.

Simultáneamente, se debe trabajar en la desaparición de la fragmentación por horas, deben desaparecer las plazas por horas y ser substituidas por plazas de medio tiempo y de tiempo completo con sólidos indicadores de crecimiento laboral. Es un hecho que desde el manejo corporativo de las plazas se les ofrece a los maestros dos, cinco o menos horas las cuales aceptan con la ilusión de crecer laboralmente y adquirir una plaza en propiedad, mientras los gobiernos de los Estados, a su vez, lo que buscan es ampliar la base clientelar de los partidos políticos creando ilusiones y afectando gravemente la labor educativa basada en el trabajo colegiado ya que éste no puede existir  bajo esas condiciones. Un claro ejemplo de cómo la cuestión político-electoral en cada Estado afecta la calidad educativa.

Los anteriores son algunos de los múltiples problemas de corte organizacional que afectan al magisterio, son problemas que hay que encarar más allá de una incompleta reforma educativo-administrativo-laboral –aunque en algunos casos acertada, como es el caso del sistema de acopio de información y gestión educativa y la creación del organismo autónomo evaluador que se está formando desde la última reforma constitucional al Artículo Tercero-- centrada en un diagnóstico basado en la reproducción de algunos modelos exitosos en varios países asiáticos que surge de la desesperación de las organizaciones civiles y empresariales y que tienen su origen en diversos estudios, evaluaciones y recomendaciones del Banco Mundial y la OCDE, políticas que  han recomendado para Latinoamérica desde hace ya más de diez años y que lamentablemente por incompatibilidad cultural han demostrado su insuficiencia en América Latina, requiriendo medidas de corrección diez años después de ser implementadas con el costo que estos errores tienen para el  combate a la pobreza mediada por el logro de los Objetivos del Milenio de Dakar y las Metas para el Siglo XXI establecidas recientemente en Mar del Plata.

En lo educativo, seguir insistiendo en un proceso descentralizador fallido es un crimen que seguirán pagando los más pobres, seguir insistiendo en la evaluación como la forma principal para impulsar la calidad educativa es otro error producto del desconocimiento de la lógica laboral que prevalece en las instituciones gubernamentales que se enfrentan, desde el ámbito organizacional, al dilema del prisionero de la “teoría de juegos”, donde dos grupos no pueden cooperar incluso si es en beneficio de ambos y donde en el mejor de los casos nadie gana, ni la sociedad, ni el magisterio y en el peor, todos pierden, como es probable que suceda.

El problema real es el cultural, la cultura magisterial que impide el éxito de cualquier proceso de reforma que se intente implementar –en lo educativo, la RIEB, RIEMS, etc., no en lo organizacional como la reforma constitucional reciente (2013)--. La cultura no cambia por decreto ni con leyes, es un problema multifactorial  que se debe encarar mediante estrategias diversas, desde una base organizacional y estudios diagnósticos que tengan como característica su particularidad y situacionalidad. En pocas palabras, hay que crear una base organizacional acorde a las nuevas formas de cultura laboral del magisterio que queremos impulsar. 

Esta sería la verdadera reforma educativa, una reforma a largo plazo de entre 20 y 25 años, pero tardará más si no empezamos de inmediato.